Arte… Una disciplina en la que pareciera que todos tienen algo que decir al respecto, en la que todos quieren y pareciera ser de unánime admisión que todos puedan decir algo al respecto, de la misma forma no veo cómo puede ser esto admisible ya que no veo cómo porque le salió de las gónadas a las personas ponerse a hablar de física sin saber sobre física y sin tener educación en la materia, porque si admitimos que se puede hablar de y sobre arte sin tener conocimientos de la materia, entonces estamos admitiendo que se puede hablar desde la ignorancia ya que si admitimos esto para el sistema del arte lo debemos de por fuerza admitir para todos los sistemas. A menos claro que pensemos que el sistema del arte es algo “especial” distinto del resto de disciplinas que nos permita poder hablar de ella sin saber, lo cual implicaría entonces una especialización la cual hasta este día no ha recibido esto debido a que tales interpretaciones solo tendrían sustento desde una metafísica la cual en este tiempo ha dejado hace mucho de ser un sustento que tenga sentido ya que los mismos que paragonizan el discurso ignorantista sobre el sistema del arte saben bien que el “único” sitio desde el cual eso sería ontológicamente admisible sería desde la teología y al estar adscritos: unos al discurso liberalista que se opone a la deontología teológica, y otros al discurso de la parasitaria marxista el cual se funda y trasciende los dogmas liberalistas de oposición teológica, no obstante siendo ellos mismos ambos parte de dichas oposiciones al querer reemplazar a los dioses con falsos dioses. Pareciera pues, que todos creen que tienen algo que mentar al respecto sorpresa: esto no es así en absoluto.
Ni yo ni nadie hablará de física sin antes tener conocimientos de dicha materia y ya que a mí no me agrada mucho la idea de ir y hacer un circo con mis palabras; si esos idiotas quieren ir y hacer una vorágine de estulticias pues que sean mis invitados: por mi parte haráse materia como siempre tiene que ser.
Cuando una disciplina ha sido llevada a ser poco más que una meretriz al servicio de una caterva de entes que no saben de qué mejor forma lidiar con sus problemas conductuales o ser la pequeña meretriz de la praxis de filosofías que piensan que desde ella podrán hacer algo más que llenarle los bolsillos a los capitalistas que tanto deshácense en calumniar en sus diatribas ideológicas, no puede pensarse que quienes están detrás de esas disciplinas (los filósofos), en los aspectos tético-praxiales; si ellas son llevadas a tales extremos de vacuidad e insubstancialidad, pues, que están haciendo un trabajo meritorio de dicha disciplina que supuestamente clama que la verdad busca, ¿si la filosofía no busca la verdad qué busca entonces? Si niega tal estatuto como “imposible” clama ahí mismo una verdad: si clama que no sabemos y no es posible saber, no podemos saber si es posible o no saber si la verdad es posible, por lo que o nos queda admitir que la verdad de la cuestión es posible o retirarnos y no hablar: callar cual bestias en ese caso. Pues como pienso yo que la verdad no es posible y ese mismo saber es indeterminado como lo es indeterminado el no poder saber si de hecho lo es o no, pienso que al menos algo de certeza hay que manufacturar para poder disertar con propiedad; por ello rechazo que del sistema del arte pueda hablarse sin saber y en este caso para saber no sobre las materias tético-praxiales: como lo son la composición, uso del color, o el uso de la “luz” ( que es más bien uso de iluminación) etc. Pero para saber sobre las materias más liminalmente téticas de la disciplina: a dónde debe de ir, a dónde debe de aspirar, qué es, y la que nos compete en este caso, qué fue. Porque el dogma clama no solo que todo es arte: pero que cualquier cosa puede serlo. Hay una cuestión más profunda a saber ahí, que es la de que el arte puede ser eterno; algo en lo cual evidentemente no estoy de acuerdo, todo tiene límites y ahí la filosofía y la ciencia están incluidas: ellas acabarán cuando lleguen a esos límites praxiales, porque solo podremos saber así de mucho de la naturaleza. En el caso del arte al necesitar un sustento cuya materia mentaráse posteriormente, esa operatividad llegó a su límite parcial temporal actual y su reiteración ciclogenésica en una duda muy elevada está.
La tesis de esto es simple: no hay tal cosa como arte en este tiempo, no sólo dejó de haberlo; dejamos de sentirlo y todo lo podemos agradecer a la “magna filosofía”. Si para entender a la física es menester entender la naturaleza de la realidad, y para entender la vida es necesario estudiar su evolución, para entender al arte es necesario entender el tiempo, la sociedad, al hombre y al espacio. Así pues estando ya enfermo de todas las posturas actualmente imperantes: tanto de las que dicen que el arte es solo la pintura “realista” (que de hecho se llama representacionista), que el arte es solo “belleza” ilustrada, que el arte son sentimientos (para esos idiotas muy gustosos esta diatriba en su contra: aquí les va una grande dosis de mucho jugoso arte), o de que todo es arte si podemos torcer lo suficiente la retórica para poder dejarlo como tal. Pues a todos, absolutamente todos y todas las corrientes imperantes en el sistema del arte les digo con este ensayo: ¡¡¡VAYANSE A LA MIERDA MISERABLES FELADORES DEL CAPITAL!!!
1.Gorgias.
El sistema del arte en este tiempo está en un deplorable estado ideológico porque a este ha pasádole (y no por coincidencia vayámoslo diciendo) la variante específica de lo que las vanguardias le hicieron al sistema del arte: desubstancializarlo en su totalidad en nombre de una ideología, y de hecho: fueron ellas las que comenzaron el estado actual del arte.
Las vanguardias supusieron una ruptura absoluta en cuanto a la narrativa discursiva del sistema del arte se refería: ya habiendo cargado con el espíritu “liberador” de los liberalistas derivado de las ideologías dominantes del XVII y XVIII, fueron la consecuencia final de las ideologías derivadas de la imposición de los disparates de la ilustración y su fetichismo sadomasoquista con ese falso dios llamado libertad. Desde ese período histórico las ideologías han buscado hacerla valer y no parece realmente que vaya a haber un cese a dicha tendencia muy pronto, todo gravita al derredor de la “libertad” desde ese tiempo porque inicióse un proyecto idealista el cual puso todo en ella para seguir alimentando al dogma del progreso eterno mismo que solo bajo la libertad y el aplastamiento de todo lo antiguo (quid de las constantes moratorias demonizadoras de la edad media o de todo cuanto no fuera con los dogmas ilustrados) íbase a poder materializar al “destino manifiesto” que ellos desde su esquizofrenia filosofista clamaban que habían descubierto en la libertad. Este dogmatismo liberalista que se fue manufacturando desde Descartes con su mecanicismo dualista, pasando por los primeros liberalistas como Locke para finiquitar en su ápice Kant, y luego a sus corolarios con Marx, toda esta hipostatación de la libertad en la cual sumióse occidente con práctica unanimidad deriva justamente de todo el idealismo del cual la filosofía así llamada “moderna” bebe para fundarse, solo basta con leer la introducción del Discurso del método: “El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aún los más descontentos respecto a cualquier otra cosa no suelen apetecer más del que ya tiene. En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y, por lo tanto la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas. No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto, que los que corren pero se apartan de él.”.
Para poder observar tamaña separación de la realidad con la cual empezóse este nefasto período de la historia humana, contrastando con Platón, por ejemplo: “—Afirma ahora esto, o niégalo: cuando decimos que una persona está ansiosa de algo, ¿declararemos que lo ansía en forma íntegra? ¿O acaso una parte sí, una parte no? —En forma íntegra. —Y del amante de la sabiduría o filósofo, ¿diremos que no anhela la sabiduría en parte sí, en parte no, sino íntegramente? —Es verdad. —Y de aquel que no le gusta estudiar, sobre todo mientras es joven y no cuenta aún con razón para decidir si eso es útil o no, no diremos que es amante del estudio o que es filósofo [129] , como tampoco del que siente aversión por los alimentos hemos de decir que tiene hambre o que desea alimentos, ni que es voraz, sino que es inapetente. —Y hablaremos correctamente. —En cuanto a aquel que está rápidamente dispuesto a gustar de todo estudio y marchar con alegría a aprender, sin darse nunca por harto, a éste con justicia lo llamaremos «filósofo». —Pues en ese caso tendrás mucha gente de esa índole y muy extraña —dijo Glaucón—; en efecto, todos los que aman los espectáculos con regocijo por aprehender, me parece a mí, son de esa índole; y aún más insólitos son los que aman las audiciones, al menos para ubicarlos entre los filósofos, ya que no estarían www.lectulandia.com - Página 175 dispuestos a participar voluntariamente de una discusión o de un estudio serio; antes bien, como si hubiesen arrendado sus oídos, recorren las fiestas dionisíacas para oír todos los coros, sin perderse uno, sea en las ciudades, sea en las aldeas. A todos estos aprendices y otros semejantes, incluso de artes menores, ¿llamarás «filósofos»? —De ningún modo —respondí—, más bien «parecidos a filósofos». —Entonces, ¿a quiénes llamas «verdaderamente filósofos»? —A quienes aman el espectáculo de la verdad. —Bien, pero ¿qué quieres decir con eso? —De ningún modo sería fácil con otro, pero pienso que tú vas a estar de acuerdo conmigo en esto. —¿Qué cosa? —Que, puesto que lo Bello es contrario de lo Feo, son dos cosas. —¡Claro! —Y que, puesto que son dos, cada uno es uno. —También eso está claro. —Y el mismo discurso acerca de lo Justo y de lo Injusto, de lo Bueno y de lo Malo y todas las Ideas: cada una en sí misma es una, pero, al presentarse por doquier en comunión con las acciones, con los cuerpos y unas con otras, cada una aparece como múltiple. —Hablas correctamente. —En este sentido, precisamente, hago la distinción, apartando a aquellos que acabas de mencionar, amantes de espectáculos y de las artes y hombres de acción, de aquellos sobre los cuales versa mi discurso, que son los únicos a quienes cabría denominar correctamente «filósofos». —¿Qué quieres decir? —Aquellos que aman las audiciones y los espectáculos se deleitan con sonidos bellos o con colores y figuras bellas, y con todo lo que se fabrica con cosas de esa índole; pero su pensamiento es incapaz de divisar la naturaleza de lo Bello en sí y de deleitarse con ella. —Así es, en efecto. —En cambio, aquellos que son capaces de avanzar hasta lo Bello en sí y contemplarlo por sí mismo, ¿no son raros? —Ciertamente. —Pues bien; el que cree que hay cosas bellas, pero no cree en la Belleza en sí ni es capaz de seguir al que conduce hacia su conocimiento, ¿te parece que vive soñando, o despierto? Examina. ¿No consiste el soñar en que, ya sea mientras se duerme o bien cuando se ha despertado, se toma lo semejante a algo, no por semejante, sino como aquello a lo cual se asemeja? —En efecto, yo diría que soñar es algo de esa índole.” En una disputación en La República, o con Montaigne, un cercano a Descartes: ” Ahora bien, es con todo un gran consuelo para el cristiano ver que nuestros mortales y caducos instrumentos se ajustan con tanta propiedad a nuestra santa y divina fe que, cuando los empleamos en asuntos por su naturaleza mortales y caducos, no se adecúan ni con más exactitud ni con mayor fuerza. Veamos, pues, si el hombre tiene en su poder otras razones más fuertes que las de Sibiuda, si está en sus manos alcanzar siquiera alguna certeza mediante argumentación y raciocinio. c | En efecto, cuando san Agustín litiga contra esta gente, tiene ocasión de reprocharles su www.lectulandia.com - Página 408 injusticia por considerar falsas aquellas partes de nuestra creencia que la razón no llega a establecer. Y para mostrar que bastantes cosas cuya naturaleza y causas nuestro razonamiento es incapaz de fundamentar pueden existir y haber existido, les señala ciertas experiencias conocidas e indudables en las cuales el hombre confiesa que no ve nada —y esto lo hace, como todo lo demás, con una diligente e ingeniosa indagación—. [59] Hay que hacer más, y enseñarles que, para probar la flaqueza de su razón, no necesitamos elegir ejemplos raros, y que es tan endeble y ciega que no existe ninguna cosa fácil que, por clara que sea, a ella le resulte bastante clara; que lo fácil y lo difícil le son indiferentes; que todos los asuntos sin distinción, y la naturaleza en general, reprueban su jurisdicción y arbitraje. [60] a | ¿Qué nos predica la verdad cuando nos predica que huyamos de la filosofía mundana, [61] cuando nos inculca con tanta frecuencia que nuestra sabiduría no es más que locura ante Dios, [62] que entre todas las cosas vanas la más vana es el hombre, [63] que el hombre que presume de su saber no sabe aún qué es saber, [64] y que el hombre, que nada es, si cree ser algo, se engaña a sí mismo y cae en el error? [65] Estas sentencias del Espíritu Santo expresan tan clara y vivamente lo que quiero defender, que no necesitaría ninguna prueba más contra gente que se rindiera con plena sumisión y obediencia a su autoridad. Pero éstos quieren ser azotados a sus propias expensas, y no quieren tolerar que se combata su razón sino por medio de ella misma. Así pues, consideremos ahora al hombre solo, sin auxilio externo, armado solamente con sus armas y desprovisto de la gracia y el conocimiento divinos, que constituyen todo su honor, su fuerza y el fundamento de su ser. Veamos cuánto resiste con estos hermosos pertrechos. Que me exponga con la fuerza de su razón sobre qué fundamentos ha forjado las grandes ventajas que cree tener sobre las restantes criaturas. ¿Quién le ha persuadido de que el admirable movimiento de la bóveda celeste, la eterna luz de las antorchas que giran con tanto orgullo por encima de su cabeza, la terrible agitación del mar infinito, han sido establecidos y se mantienen a lo largo de tantos siglos para su conveniencia y servicio? ¿Es posible imaginar nada tan ridículo como que esta miserable y pobre criatura, que ni siquiera es dueña de sí misma, expuesta a los ataques de todas las cosas, se diga dueña y emperatriz del universo, del cual no está en su poder conocer la menor parte, y mucho menos mandarla?”.
Podrá objetarse el contexto de ambos textos, empero, aún fuera de dichos, esto síguese manteniendo para ambos autores, a saber: no consideraban que el hombre realmente tuviera materia para siquiera mentar algo, o siquiera para conocerlas cosas. A pesar incluso de que los mejores exponentes pusieran todas sus fueras, el resultado para todos seguirá siendo el mismo: ignorancia perpetua.
Esta constante de súbito idealismo narcisista solo puede explicarse por la separación de Dios que sufrió tanto el hombre como la filosofía, como las constantes infusiones de narcisismo que occidente causóse derivado de las constantes comparativas que podía hacer con pueblos salvajes y mientras las transformaciones del mundo alcanzaron un ápice como pocos en la historia, sumado a la conectividad incrementada (que no igual a la actual, pero hasta el propio Montaigne supo sobre lo que pasó en la antigua Nueva España) y al nacimiento de las especializaciones del hombre reemplazando las especializaciones en el universo de la realidad, es decir, trasladando la metafísica fuera de Dios principalmente al hombre como ser guiado por él con su respectiva dotación idealista-metafísica siendo acuñada y sintetizada en la res constans y en la res extensa.
El hombre occidental, pues, centró al universo dentro del hombre tal como extensamente muestra Bacon en su Novum Organum, por nombrar un ejemplo de cómo ahora el hombre era no ya el seguidor, pero el ejecutor y símil de Dios: ” Finalmente encontrarás que la impericia de algunos teólogos casi ha bloqueado el acceso a la filosofía, incluso enmendada. Otros, con mayor ingenuidad, temen que una investigación más profunda sobre la naturaleza sobrepase el límite concedido, aplicando (al retorcer erróneamente lo que se dice en la Sagrada Escritura acerca de los divinos misterios contra los que escudriñan los secretos divinos) la prohibición a los misterios de la naturaleza que no nos están vedados en absoluto. Otros, con mayor habilidad, conjeturan y meditan que si se ignoran las causas intermedias podrán referirse más fácilmente las cosas particulares a la mano y a la varita divina (lo cual es en su opinión del máximo interés para la religión) y pretenden «hacer cosas gratas a Dios mediante una mentira [58]». Otros temen, llevados de la analogía, que los movimientos y los cambios en la filosofía se extiendan final mente a la religión. Y para terminar, otros parecen preocuparse de que en la investigación de la naturaleza no pueda encontrarse nada que subvierta la religión (sobre todo entre los ignorantes) o al menos la debilite. Estos dos últimos temores nos parecen reflejar una sabiduría completamente animal, como si los hombres desconfiaran y dudaran en los rincones de su mente y en sus secretos pensamientos, de la firmeza de la religión y del imperio de la fe sobre el sentido y que por ello que ambas corren peligro por causa de la investigación de la verdad en el ámbito natural. Pero si consideramos correctamente el problema veremos que la filosofía natural es, después de la Escritura, la mejor medicina contra la superstición y un alimento excelentísimo para la fe [59] . Por ello se la pone con razón como fidelísima sierva de la religión, pues si la una nos manifiesta la voluntad de Dios la otra nos manifiesta su poder. Así no se equivocó quien dijo: «Erráis al ignorar las Escrituras y el poder de Dios [60]», mezclando y uniendo con un nexo único la información sobre la voluntad y la meditación sobre el poder. Entretanto es menos admirable que el incremento de la filosofía natural ha sido obstaculizado, dado que la religión cuya fuerza es tan grande sobre el ánimo humano, por la impericia y el celo incauto de algunos pasó a la parte contraria y fue secuestrada por ella.”.
Entonces, pues, el hombre ya no era un mero seguidor de Dios, pero estaba destinado no ya a obrar tácitamente en sus mandamientos, pero a directamente ejecutar las escrituras en nombre de traer el paraíso a la tierra y si a esto le sumamos que al observar que todos eran bestias inferiores a ellos: tan primitivas y salvajes como podrían serse. Pero, tampoco se olvide que si bien eran salvajes y los consideraban como tales, pensaban que no merecían los abusos que ellos consideraban que estaban recibiendo, entonces pues al estar motivados por esa metafísica universal (ahora llamada cultura), lanzáronse en defensa de esos inferiores salvajes para ejecutar las escrituras de Dios y traer el paraíso en la tierra, y qué mejor forma de ejecutar eso que eliminando a las estructuras de poder “opresivas” y “arcaicas” y al régimen de gobierno “autoritario” por uno que no solo viera a todos los hombres como iguales debido a que como todos tenían las mismas facultades dadas por Dios:
“Además, las tres máximas anteriores fundándose sólo en el propósito, que yo abrigaba, de continuar instruyéndome; pues habiendo dado Dios a cada hombre alguna luz con que discernir lo verdadero de lo falso, no hubiera yo creído que debía contentarme un solo momento con las opiniones ajenas, de no haberme propuesto usar de mi propio juicio para examinarlas cuando fuera de tiempo; y no hubiera podido librarme de escrúpulos, al seguirlas, si no hubiese esperado aprovechar todas las ocasiones para encontrar otras mejores, dado el caso que las hubiese; y, por último, no habría sabido limitar mis deseos y estar contento si no hubiese seguido un camino por donde, al mismo tiempo que asegurarme la adquisición de todos los conocimientos que yo pudiera, pensaba también del mismo modo llegar a adquirir todos los verdaderos bienes que estuviesen en mi poder; pues no determinándose nuestra voluntad a seguir o a evitar cosa alguna, sino porque nuestro entendimiento se la representa como buena o mala, basta juzgar bien para obrar bien, y juzgar lo mejor que se pueda, para obrar también lo mejor que se pueda; es decir, para adquirir todas las virtudes y con ellas cuantos bienes puedan lograrse; y cuando uno tiene la certidumbre de que ello es así, no puede por menos de estar contento.”
“El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él, que aún los más descontentos respecto a cualquier otra cosa no suelen apetecer más del que ya tiene. En lo cual no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres; y, por lo tanto la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas. No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si van siempre por el camino recto, que los que corren pero se apartan de él.”
-René Descartes. Discurso del método
No podíase simplemente admitir que otros hombres fueran tratados como bestias si todos los hombres tenían las mismas facultades dadas por Dios mismo, entonces con esto en la cabeza los filósofos, intelectuales, científicos y hombres doctos en general, embarcáronse en un proyecto general en el cual para poder hacer que la especie en general llegara a ser unos dignos portadores del conocimiento y facultades dadas por Dios, debían pues destruir con todo cuanto impedía el desarrollo de dichas facultades; ellos hallaron en el poder y la opresión, el gregarismo y la falta de educación, en el dogmatismo de todos órdenes (Bacon contra la filosofía y su gregarismo, Descartes contra todo, Montaigne contra la filosofía que no conozca sus límites y la religión feble que permite amedrentarse por ella), en todo esto hallaron las causas de la miseria y el impedimento del progreso humano hacia ese paraíso terrenal que la libertad nos “iba” a dar a todos porque ella nos permitiría autodeterminarnos para llegar a la máxima virtud y verdad ya que ella era el símbolo del progreso y del nacimiento de la grandeza.... Derivado de todo este discurrir ideológico contra el mundo de su tiempo, poniendo velas hacia el “nuevo mundo” de la libertad, todo occidente a su manera puso los cimientos de la ilustración que gestábase tan solo un siglo después del comienzo de la dispersión de todas estas ideas que en autores variopintos, siendo impulsadas por todos estos variopintos también pensadores, fueron paragonizadas estas ideas por huestes como Kant, Russeau, Bentham, Voltaire, Maréchal, &c. Entre muchos otros que llevaron a la libertad del hombre contra todo dogma de cualquier clase (que tampoco es que esta idea de centralizar la libertad como núcleo motriz del hombre hubiese terminado con más dogmas) a tomarla contra la religión y pensar en abstracciones cada vez más ridículas e idealistas como proyectos políticos utópicos narcisistas, gobiernos eternos derivados de la utopía que promulgaban con ellas y la sacralización de la libertad con Kant y la ilustración que llevó a la obliteración de la metafísica universal, para dar paso a una destrucción del sentir metafísico y por lo tanto la religión, y dar rienda suelta y motricidad a las ideas que pensaban que la libertad y las ideas que pusieron sobre ellas nos iban a traer, estos delirios, más que ideas, sobre la libertad fueron depositadas en diversas formas de gobierno que directamente atentaban contra cualquier forma del antiguo régimen, siendo la máxima manifestación de ellas en la democracia y el socialismo pre-marxista. Si el hombre, tenían todos ellos las mismas capacidades dadas por Dios, como bien mentó Descartes en el Discurso del método en la cita anterior entonces una dirección de corte autoritaria como lo era la dada por la iglesia o por Dios en general era inadmisible, por ello se puso todo en el socialismo: mismo que implicaba que el hombre podía renegar de Dios y de la iglesia para poder autodeterminarse por esas facultades “dadas” por él, solo que derivado de las ideas kantianas ya no era gracias a Dios, pero la propia naturaleza del hombre sin metafísica alguna la que le podía otorgar esa capacidad de ser todos iguales y como todo el régimen fundando en una autoridad era inherentemente negativo por ser retrógrado procedióse en su contra con esa forma de gobierno y dicha anulación de la metafísica universal en pro de la centralización de un símil filosofista de ella en el hombre, del otro lado hízose lo propio solo que con la democracia y cambiando a Dios por el estado dador de todo derecho divino trasladado a las leyes y los derechos incuestionables e inmutables. Todo esto derivando de una u otra forma en una negación absurda y aberrante de la realidad, y de la misma forma creando muchos dioses debido a que jamás al hombre se le podrá quitar la necesidad que tiene de pensar en algo superior a él que le permita tener esperanza en algo mejor una vez muera, esto es también lo “nominalmente invariable” de la conducta humana, en un paralelismo en lo bien ya dicho por Kantor, porque hay cosas que ninguna religión laica podrále quitar al hombre ya bien dejado en claro por Ciorán en Del inconveniente de haber nacido: “La filosofía, que se había impuesto como tarea minar las creencias, en cuanto vio que el cristianismo se extendía y que estaba a punto de triunfar, hizo causa común con el paganismo cuyas supersticiones le parecieron preferibles a las necedades triunfantes. Atacando y demoliendo a los dioses creyó liberar los espíritus: en realidad, los entregaba a una nueva esclavitud, peor que la antigua, pues el dios que iba a sustituir a los dioses no tenía ninguna inclinación especial por la tolerancia ni por la ironía. Se objetará que la filosofía no es responsable del advenimiento de ese dios y que no era él lo que recomendaba. Sin duda, pero debió de haber sospechado que no se derriba impunemente a los dioses, que otros vendrían a ocupar su lugar y que nada iba a ganar ella con el cambio.”.
Un socialismo que mucho paralelismo tenía con el anarquismo, empero, si bien está casi todo para sustentar dicha tesis eso sería caer en un anacronismo tan absurdo como el que clama que en los Diálogos había “personajes de extrema derecha”, no se puede obviar que toda ideología nace debido a circunstancias de su tiempo mismas que en otros tiempos no estaban presentes, además, en esa misma temporalidad está presente la tecnología en su totalidad y el estado del desarrollo conocimental que justamente permite a dicha tecnología y en una sinergia ambas se co-determinan y condicionan a las ideas que en otro tiempo era imposible que se desataran, ya que las ideas vienen influenciadas por la totalidad del ambiente (no por las partes que nos convengan como hacen los ideólogos actuales queriendo imponer la totalidad del ambiente como condicionante de la totalidad de la conducta humana para luego clamar que por el césped es por lo que de hecho estaba condicionada la conducta), mismas en las cuales está presente la tecnología que delimita y limita las formas de pensamiento de los organismos debido a las capacidades de creación y de implicaciones para con y contra el hombre que la tecnología no es solo los medios de producción y verlo en esos reduccionismos economicistas aparte de no explicar absolutamente nada: es ir y hacer propaganda ideológica (lo cual es esperado tomando en cuenta quiénes ostentan el discurso mayoritario en estos tiempos).
Esto delimitado dentro de la especie social y tanto consecuencia como derivativa de dichos niveles de tecnología están las formas de pensamiento implicadas dentro de un nivel tecnológico específico, que, a diferencia de lo mentado por Comte y rectificado por Unamuno: los estadios sociales de Comte pueden coexistir todos ellos (aunque, como veremos en un tiempo, el metafísico y el religioso con unos matices que, de hecho, implican que no están ahí) al mismo tiempo, aunque en este caso las corrientes de pensamiento al necesitar por fuerza de un sustento que no se puede romper, pero que se puede continuar porque las ideas, al igual que los sistemas tienen una continuidad, implican tanto una metafísica pasada como una religiosidad no muy bien disimulada, prueba de esto taxativa: atrévase a mentar economía política marxista y vea pues, como los acólitos de la secta marxiana empiezan a echar espuma por la boca por atreverse uno mismo a injuriar al dios marx, pasa algo similar (pero no tan doctrinario o sectario como en los marxistas) si uno se atreve a mentar que el estado no es el “monopolista” de los monopolios y que las empresas también pueden crearlo, la variante liberalista de este sectarismo de aquellas lacras parasitarias sociales. Pues, las ideas tanto como los sistemas parten de una misma continuidad que por “clamarse” que no está ahí, no implica que el tratamiento de las mismas no obedezca a una continuidad, que desde que recuerdo: la declaratoria no determina a la realidad (así los artistas piensen que de hecho es así), porque ello implicaría pensar, igual que Kant, que la “mente” tiene independencia del espacio, lo cual implica admitir que la mente puede determinar el espacio lo cual nos lleva al disparate de que la mente determina la realidad lo que implicaría llegar al absurdo de que si yo digo que este ensayo es irrefutable lo es por el mero hecho de yo haberlo dicho. Consecuencia derivativa de la imposición totalitaria de la filosofía.
Igualmente hablando, limitarse a la tecnología para poder delimitar al “ambiente” y al tipo social en su totalidad sería un completo disparate digno de un marxista que quiere reducir todo a los medios de producción, justamente porque sin unas ideas, es decir, un desarrollo de la ciencia de un tiempo en específico, mismo desarrollo que remite a una necesidad temporal de un estado de las ideas de un tiempo específico: esa tecnología simplemente no iba a existir porque la tecnología no aparece por magia. Sin ideas no hay tecnología y esas ideas condicionan el resto del entorno y ese mismo entorno y el propio organismo condicionan y en una co-determinación de tres órdenes las ideas del tiempo configúranse para imponer sistemas de pensamiento con los cuales los hombres dirigen sus explicaciones de la realidad efectivamente existente (en el caso de la ciencia) y de la realidad real (en el caso de la filosofía), vaya pues, como ya había dicho Tarde: “Todo lo social empieza en lo individual”. Un retorno al sentido común que la filosofía en su sectarismo le ha robado a los hombres.
Esta continuidad de las ideas en el sistema del arte viose manifestada en una constante del artista y del propio sistema del arte en una constante renegación de cualquier regla correlacionando –de la misma falaz forma que la filosofía- a la libertad como la fuerza motriz de su sistema, cuando antes era la doctrina sagrada de la religión su fuerza motriz, en un parelelismo con Montaigne, pues, el sistema del arte era un culto religioso que nutríase no de una libertad ilusoria, sino en una metafísica universal para ir y llevar a cabo sus creaciones como forma de culto religioso, y, de la misma forma que en la filosofía cambióse el centro metafísico de Dios al hombre, y luego del hombre a falacias de reificación, el sistema del arte bebió de ella y entonces cambió a la religión y la cultura por un culto narcisista del artista: a saber pues que empezó a pintar sus caprichos y a fundarse en él mismo, es decir, en una progresiva de la miasmática de “el arte por el arte”, en una vacua creencia en él mismo, para usar como fuerza motriz para poder imponerse ante las autoridades que en ese tiempo veíanse como nefarias siendo esta idea traída desde los nacimientos de las nuevas tendencias contra las formas de gobierno autoritarias en pro de las nuevas formas liberalistas ilustradas, pero, al igual que dichas formas nuevas acabaron siempre en una generalizada hipocresía y en dictaduras mediocristas en las cuales vendíanles libertad al vulgo para luego entregarles refinadas y “buenas” esclavitudes, bien ya dicho esto por Rousseau, que hagan lo que quieran y luego nosotros nos encargaremos de hacer que hagan lo que queramos. Esto es la máxima esencia del liberalismo: hipocresía. El sistema del arte, entonces, de la misma manera que la filosofía y la “metafísica” cayó en una constante de ser progresivamente más y más apoyante del poder de lo que ya de por sí era dicho sistema en un comienzo. Ya que el poder antes era el único que podía comisionar pinturas, y el poder en esos tiempos estaba centralizado en la figura de la iglesia y las noblezas y clases superiores, el arte creado en esos tiempos estaba centralizado en la idealización de la iglesia y por derivación el núcleo teológico del cual bebía, además de estar al servicio de la aristocracia para imponer su discurso y para mostrarse como figuras ideales por arriba de las masas tanto por el hecho de poder permitirse cuadros, como por el hecho de mostrarse en los estilos idealizados en los cuales eran pintados mismos que iban en consonancia con la antigua y peculiar creencia de que las clases dirigentes estaban emparentadas con los dioses y con Dios en tiempos más cercanos a la edad media y al período ilustrado.
Tampoco sin olvidar que los cuadros están al servicio del tiempo también, esto dicho en el sentido de que están influenciados por las corrientes de pensamiento imperantes o disputando dicho puesto. Ya que los pintores no viven en el aire y de hecho son personas estos pintan bajo una serie de reglas impuestas antes por los que le solicitaron un cuadro, que por muy “libre” que se sienta el artista siempre está a la merced de las solicitudes hechas por los comisionadores, en ese tiempo la élite social tenía un discurso, y ese mismo discurso luego a través de los cuadros lo imponían al resto de personas y esos mismos cuadros eran un reflejo de las ideas que tenían en la cabeza: no podemos olvidar que también los filósofos por muy “amigos de la gente” que hayan dicho que sean, también ellos formaban parte de esa misma élite porque solo los ricos podían permitirse el capital para poder educarse en las materias conformativas para poder llegar a tal estado de conocimientos; que Descartes no iba a aparecer como campesino ni como plebeyo, esa clase de materia solo la puede hacer alguien que tenga acceso al mejor conocimiento de su tiempo, justamente con acceso a las mejores obras que había en esos tiempos con el máximo conocimiento disponible en ese tiempo al cual solo podíase acceder mediante un gran capital de una familia acomodada. Por esta cercanía con el capital el artista bebía entonces de al menos 3 sitios diferentes: los filósofos, la aristocracia/élite, y los ostentadores de las estructuras discursivas de poder. La segunda categoría y la tercera en parte estaban complotando y en parte estaban conspirando, ya que la élite es homogénea en caracteres pero no en intereses algunos veían a la iglesia como un baluarte indispensable para poder sostener sus fortunas, prestigio y estatus social.
Mientras otros la miraban como un impedimento para sus proyectos, una institución arcaica y un potencial para ser reemplazada, de esta dinámica de apoyantes/subversivos tanto una parte de filósofos como otra parte empujaba sus discursos a través de las huestes bajo las cuales tenían influencia, ya que estos al pertenecer a una élite logran consagrar una influencia de sus semejantes, compañeros, alumnos y luego a los “inferiores” en estrato como pueden ser los intelectuales o los diletantes lectores, así pues, al artista que en su gigantesca pedantería clamaba que era “libre” de toda atadura y de toda influencia siendo ellos determinados solo por la gracia dadivosa y benevolente de su libertad: de hecho estaban influenciados por sus superiores en todo aspecto; intelecto en el caso de los filósofos; capital en el caso de la aristocracia. Por ello, y taxativamente justificado, el desprecio que recibían por parte de todos considerando a su disciplina como servil, y no dejó de considerársela como tal hasta que fueron aún más fuertemente utilitarizados como un mecanismo de propaganda directa en la ilustración y eventos posteriores. Condicionados por las personas que les pedían pintar, condicionados por el tiempo y la sociedad, condicionados por su propio ambiente y por su propia conducta que bajo la influencia de contingenciales cambiávales dicha. Humano después de todo, y esto podría parecer algo de sentido común: “esto ya se sabía”. Empero, no mentólo solo por mero afán, ya que en estos tiempos pareciera que el artista es una suerte de erudito que sin ninguna clase de educación en ninguna materia puede ponerse a hablar sobre cualquier cosa sin ser ni filósofo ni científico, un mero y tardo pone colores; es casi como si tuviera más conocimientos que ambos ya que se le permite hablar de todo sin saber nada, puede comentar sobre literalmente cualquier tema y todo el mundo voltéalos a ver cual si de la máxima eminencia en el tema se tratase, esto es un remanente de una visión híper-idealizada de estos derivada de que como antes trataban con lo arcano y sobrenatural esa misma visión pasaba a su propia persona y atrubuíaseles cualidades cuasi-espectrales, cosa que no era poco común en esos tiempos para hombres que presentaran habilidades extraordinarias a los ojos del vulgo, y como esos les daban una mirada al mundo extra-terrenal al cual todos íbamos a llegar: el corolario de esto era axiomático; eran entes especiales y superiores. Cuando la verdad es que solo por ser el circo del pueblo ellos les aplauden, los artistas no tienen ninguna cualidades especiales como para ser paradigma de nadie: aun en su disciplina con menor seriedad que la psicología se puede decir que pueda haber algo verdaderamente destacable así requiera mucho esfuerzo ya que al artista se le aplaude según satisfaga y no según la materia que estos mismos creen, esto elevado exponencialmente para el vulgo que al ser una caterva de pazguatos dicho efecto multiplícase en demasía ya que no tienen ni la capacidad creadora, ni la creatividad, ni la materia de ninguna clase, y ya que para ellos el mundo es “gris y miserable” no ven ningún valor en la investigación de la naturaleza que permite un disfrute de la vida y una permisividad de categorías superiores de esta que no limítase a un medramiento pazguático en muladares aherrumbrados de oquedad veleidosa en ignorancia y minimalidades insignificantes para la conducta humana como es el entretenimiento que producen los artistas.
Por tener muchos “coloritos” brillantes siempre las masas han aplaudido injustamente el trabajo del artista, a pesar de que lo que tiene siempre se lo debe a hombres superiores que trabajan en las sombras y en las nubes del conocimiento esto cada vez más reforzado entre el tiempo más pasó, ya que entre más lejos de la ilustración tanto más el artista y el sistema del arte se fundamentaba en ese pernicioso discurso de la libertad.
Pasado ese supuesto periodo de “gran” progreso como a los ideólogos de ese periodo les encanta clamar, un culto literalmente religioso a la razón, un genocidio a los opositores, dictaduras, un asesinato generalizad a un grupo de personas por motivaciones ideológicas…, claro, lo que todas las personas llaman progreso y lo que todo hombre cuerdo llamaría así. Este sistema empezó a abandonar sus reglas tanto o más como la filosofía empezaba a perder la cabeza y a fundamentalizarse en ideologías cada vez más disparatadas: en un lado los cultutistas de la “metafísica”, del otro los cultistas de la “ciencia”. Homólogamente en el sistema del arte cada vez las estéticas iban perdiendo cada vez más su sustento disciplinar y empezaban a primaciar lo que le diera la gana al artista esto viéndose en la progresiva mediocridad de los estilos cada vez más centrados en las experiencias personales de los artistas, o en estéticas con cada vez más sustentación percepcionista porque los pobrecitos sentimientos de los artistas, eran así de importantes y querían llevarle la contraria a las reglas de las estéticas anteriores en pro de una supuesta libertad que no estaba en las estéticas anteriores que supuestamente los “oprimía”, si bien la mediocridad de estéticas como lo eran el impresionismo era mucho más marcada que los estilos reprecentacionistas (malamente llamados “realistas”), le podemos conceder que al menos no eran tan liberalistas como lo fueron las vanguardias, y tenían una propia sustentación que si bien bebía del discurso cada vez más imperante de la libertad, aún pensaba que debía algo al espectador y dotaba de sus trabajos de una materia que permitían tener una base narrativa con la cual poder empezar a construir el mensaje dejado por la obra, teniendo la obra, de hecho, un mensaje el cual transmitir por ella misma con una nominal independencia de la ideología liberalista que cada vez tornábase más radical en cuanto a su pujanza y en cuanto a la influencia que tenía en el sistema del arte.
Pues, conforme iba pasando el XIX y la ilustración seguía cosechando sus víctimas tanto más el sistema del arte empezaba a fundamentalizarse en el discurso de la libertad, llegando a su ápice con la fundamentación tanto del anarquismo como del marxismo que fueron la llevada al extremo del liberalismo con el discurso de la libertad a través del mercado: en esto tanto uno como otro tienen el mismo núcleo ontólogico solo que con la diferencia de que el liberalismo quería sustentar la economía a costa de toda deontología mientras que el marxismo literalmente habla de querer destruir todo el sistema social para que de ese puédase fundamentar la organización social que implica, y esto desde la biblia –El manifiesto del partido comunista- de los seguidores de dicha ideología: “Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.”. Para destruir todo el orden social existente, tienen que también destruir a todos los que los sustentan: sean quiénes sean. A partir tanto del liberalismo –pero particularmente del marxismo- las vanguardias se radicalizaron en su discurso y derivado de la anulación de la metafísica universal por parte de la ilustración liberalista y la progresiva narcisificación del sistema del arte por parte de ambos sistemas: todo esto nos trae al período de las vanguardias y su discurso inmanentemente marxista (en este caso se obvia mentar las influencias liberalistas de dicho discurso, porque queda más que claro que el marxismo es la continuación del liberalismo), por mucho que quieran implicar que las vanguardias son fascistas o liberalistas, lo cual es solo otra de las miles de tergiversaciones existentes dentro del sistema del arte, ellas nacieron derivado de las ideas marxistas de buscar destruir todo orden social existente (si era efectivamente existente o no: queda para otra ocasión), justo por esto es que sus pinturas se veían de dicha forma con ese notable desprecio por cualquier clase de regla,
(un largo paréntesis aquí, es que por alguna razón se le atribuye a las vanguardias el ser fascistas debido a que uno de sus exponentes, Marinetti, unióse al partido nacional fascista y fue, supuestamente fundamentador del fascismo, habría aquí que hacerse una pregunta ¿cuál fascismo? Porque ahora dicho término, bien evidenciado esto por Emilio Gentile, ha pasado a significar literalmente cualquier cosa, que si alguien se opone a la democracia: “¡fascista!”. Claman los ineptos, pues supongo que tanto el anarquismo como el comunismo son fascistas también en ese caso. Correlacionar al fascismo con solo un régimen anti-democrático y autoritario es una simplificación con motivaciones ideológicas (particularmente motivaciones ideológicas marxistas porque han sido esos más que nadie los que se la han pasado haciendo del fascismo un absurdo que pareciera a este punto ser: fascismo es todo aquello cuanto no esté de acuerdo con mis ideas marxistas.), que no solo ni capta su esencia: directamente no es fascismo. Esta ideología no es tan compleja como parece, pero como los parásitos marxistas desde hacía aproximadamente 130 años controlan la narrativa epistémica y parte de la empírica se entiende esta tergiversación, el fascismo no es menos autoritario como lo fue el liberalismo de la ilustración, pero en ese caso supongo que: “no fue verdadero liberalismo”. Fuera del “muy” malvadito fascismo (que nacionalsocialismo y fascismo no son la misma cosa, por cierto) que cargóse como al 10% (y eso siendo muy generosos) de las personas que han sido asesinadas por las ideas marxistas, el fascismo, como cualquier ideología ha asesinado personas, mucho menos que otras, y ha cometido atrocidades como lo han hecho todas las ideologías, mucho más que otras, pero si no déjase esa paranoia marxistoide de querer designar a literalmente cualquier cosa bajo el rótulo adjetivante de fascismo: eso nunca nos permitirá entenderlo; negar la realidad por una ideología es taxativamente inadmisible así haya pasado lo que haya pasado cualquiera. Ahora resulta que los sentimientos de cualesquiera valen más que el conocimiento; creía que nos regíamos todos por el: “Amicus Plato, sed magis amica veritas”. Si una caterva de entes en su incapacidad de autocontrol y por sus viles y fatuos sentimientos renunciarán a la naturaleza no lo haré yo.).
O forma tangible incluso hasta contra cualquier tema o medio en el cual mostrábase la obra: importaba nada más que adscribirse al discurso en el cual se fundaban las obras, el cual era el discurso marxista de acabar con todo orden existente, y, al también tener su buena dotación de liberalismo: destruir al sistema desde la acomodaticia sala del museo de los burgueses que buscábamos derrocar, a diferencia de lo que méntase en el –ya hace mucho tiempo recuperado por el capital- discurso del arte, el fascismo buscaba reconstruir al antiguo régimen, buscaba, en pocas palabras, hacer una cultura (sobre esto versaráse más tarde) y esa cultura que trataba tanto de hacer como de re-hacer eran los fundamentos occidentales centralizados en la antigua Roma y en la idea del estado como Dios (algo que comparten tanto el marxismo, como el liberalismo, como la democracia, este mismo régimen), para ello fundamentaron una muy particular metafísica que solo el nacionalsocialismo logró consagrar e imponer al resto, por ello, las declamaciones de que las vanguardias son fascistas son absurdas en el mejor de los casos y justamente derivan de tratar al fascismo como un régimen de etiquetas “malvadas” que no explica ni operacionaliza nada sobre él.
Ya que todo cuanto componía al sistema del arte era burgués y por lo tanto meritorio de irse: las vanguardias rechazaron toda remisión a dicho pasado y, ya que la única estética conocida era el reprecentacionismo y ella era la manejada por el capital desde que se pudo pintar de esa forma procedióse pues, a anularla y todas sus implicaciones que eran las reglas del sistema: composición, narrativa, foco, personajes, estructura, color, iluminación. Todo cuanto fue establecido como el “canon” para los pintores fue arrasado en nombre de las vanguardias y ellas impusieron derivado de dicho discurso una forma de propaganda política.
Claro que si mis detractores llegaron hasta este punto sin haber dicho que todo esto es una conspiración o sin llamarme fascista cuatrocientas veces esto podría parecerles un absurdo, de no ser porque uno de los teóricos más importantes del XX, Walter Benjamin, mentó esto en su La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica.
Justamente porque el arte perdió la sustentación de la metafísica universal que le permitía satisfacer esa implicación metafísica intervenida tanto en el sentir de los observadores como en las implicaciones de la propia obra y su función personal y social Benjamin, asume pues –sin llegar a demostrarlo- que ahora la función de la obra debía de ser una obra no ya sustentada en un culto, pero en la política. El problema con esta tesis es que es directamente un non sequitur de manual, de la proposición “el arte perdió su función de culto” no se sigue en absoluto “la sustentación de la obra de arte ahora es la política” y realmente ningún argumento contrario al reprecentacionismo se sostiene salvo con asunciones, falacias o ideología, simplemente usaron a conveniencia cualquier cosa que lograron encontrar para poder justificarse, de mala manera dicho sea de paso, que si la fotografía, a ese argumento estulto le digo esto: que las computadoras hagan billones de cálculos matemáticos no es impedimento para que yo los haga también.
El reprecentacionismo de Caravaggio no es el mismo de el de Rembrandt, el de Rembrandt no es el mismo que el de Friedrich, el de Friedrich no es el mismo que el de Füssli y el de este no es el mismo que el de Repin y el de todos ellos no será igual al de los actuales ni al de los que seguirán. Las fotografías no fueron, y nunca fueron, un argumento: fueron un subterfugio ideológico para movilizar una idea que más alineada con el capitalismo no podría estar.
Esto es lo que realmente le hicieron al sistema del arte las vanguardias –contrario al discurso estulto de la “revolución” liberalista-: quitarle toda substancia a dicho sistema para usarlo como vil propaganda, una muy refinada por cierto, porque si comparamos los comerciales que llenan los medios digitales o los espectaculares que cubren las ciudades, con las pinturas de Kandinsky o la basura subversiva que hacía Fluxus o el dadaísmo, como con el material de fogata de Duchamp; uno nunca podrá observar tan refinada materia propagandística sobre todo en cuanto a ventas se refiere. Tanto de pensamiento como de capital. Las vanguardias fueron y hasta el día de hoy siguen siendo un negocio al servicio del capitalismo de la misma forma que el marxismo lo es, no por nada es tan promovido por todo el capital desde la interseccionalidad nacida en Marx, delimitada en Foucault y explicitada en el feminismo, hasta el ambientalicismo/economicismo/contextualismo conductual y la anulación del organismo y su relegación a una mera idea por parte de la ideología queer, el protectorado lgbt y las apologías de ambas ideologías y de todas las implicadas y entre ellas el feminismo incluido junto con su parasitario patriarcado que también proviene de las ideas de estructuración de poder societal desarrolladas por el marxismo. Porque el discurso de las vanguardias sigue muy presente en la ideología actualmente imperante en el sistema del arte no por nada promuévese el discurso de la “liberación” del artista por medio del vaciamiento deontológico que va alineado con las ideas capitalistas/liberalistas que utilitarizan en pro de un comercio más refinado con dichos cuadros o dicho “arte”, aparte de ser mucho más fácil de producir es decenas de veces más fácil de consumir ya que va alineado con las ideas propuestas por Lipovetsky en La era del vacío donde se menta sobre el narcisismo patológico en el cual está imbuida la sociedad por la atomización al consumo impuesta desde los ideales kantianos de la ilustración y esto trasladado tanto al sistema como a sus creaciones como al consumo tanto con el mismo subtexto como con la supeditación de esa lógica a todos los aspectos del mismo; de alguna manera viéndolo “desde el punto de vista revolucionario” –como menta Lipovetsky- de alguna manera esto se anula y está al servicio del delirio esquizofrénico de los “nuevos tiempos” progonizados por la escolástica marxista. Las vanguardias solo fueron novedosas en lo que a nuevas formas de capitalizar sistemas se refiere, porque fuera de eso no tiene realmente valor en absoluto: no liberaron al artista de nada, no fueron revolucionarias en estética ni en forma, composicionalmente se valen del subterfugio del “estilo personal” para justificar literalmente cualquier cosa que pueda catalogarse como error y en última instancia solo vinieron a imponer ese mismo narcisismo del cual acusaba Lipovetsky en los 70´s en los 10´s y 20´s con una tendencia que hasta este mismo día no se ha detenido ni parecerá hacerlo.
Aunque el mecanismo bajo el cual consiguieron justificar sin demostrar a las vanguardias es uno un tanto más refinado que si bien no es exclusivo del marxismo sí que es bastante explayado en la filosofía parasitaria que las huestes de esos muladares suelen usar.
1.1 Adecuacionismo tético-praxial.
Los mecanismos operativos de la filosofía en su totalidad –con independencia de los métodos inherentes a las escuelas de pensamiento que no son sino variaciones de este debido a su naturaleza- se pueden resumir en uno solo: adecuacionismo. Esto debido a la naturaleza parasitaria que tiene inscrita la filosofía misma que la hace una dependencia repulsiva y vil con la cual todos los hombres tienen que morar debido a la manufacturada febledad inscrita artificialmente en la ciencia justamente debido a esta misma filosofía que con su parasitaria injerencia a introducídose en ella y la usa con el fin de justificarse con métodos que no pueden –y nunca podrán- ser usados para poder conseguir ese fin. Es decir yendo a cometer los errores categoriales acusados por Kant de que la metafísica tradicional no era posible porque la razón pura no es confirmable por nada salvo quien la piensa y a esto hay que sumar que la filosofía parte de asunciones sobre la realidad que nunca puede confirmar derivadas del estado de la ciencia actualmente operativa en su tiempo, no siguiendo ese dogma estulto que clama que la ciencia es lo que digan los tratados o que solo la ciencia es lo que diga Nature o Science o el monigote de turno usado por el capital para imponerle al resto lo que es la “ciencia” “””verdadera”””: la ciencia es su método y lo que puede encapsular ese método: no en dónde se consagra, porque como vemos ahora los repositorios de tratados científicos aparecen como si fueran revistas de telenovelas sin que por eso las ingentes crisis por las que pasa la ciencia mejoren o amainen: todo lo contrario de hecho, “las leyes se multiplican por miles sin que por ello mejoren los hombres”. La primera demostración de ciencia la hizo la primera bestia cuando supo cómo hacer fuego, cuando supimos cómo hacer cálculos simples, la ciencia estuvo cuando se supo fundir metal y cuando se supo cómo tratar a los heridos; la ciencia no empezó ni en el siglo XVII ni en el XV ni mucho menos en el XVIII o XIX, la ciencia siempre estuvo ahí con independencia del tiempo y de la tecnología: no hay construcciones sin ciencia, no hay curaciones sin ciencia, no hay nada sin ciencia, mucho menos hay filosofía sin ciencia, Y el hecho de que se haya olvidado esto y que la ciencia se haya fundado en el autoritarismo de los journals, ese filosofismo, no nos hará sacar a las ciencias de su deplorable estado infestado por doquier de ideologías. El conocimiento que de hecho lo es proviene de la ciencia o de las matemáticas ya que es el único que puede ser confirmado por cualquiera y cuando esa confirmación universal no satisface las explicaciones o no abarca todo el fenómeno: nace la filosofía.
La ciencia del tiempo dictamina de qué filosofía se puede hablar; cosa que explica muy bien los quides idealistas de los tiempos anteriores, cuando la ciencia se planteaba asaltar al universo por completo para traer el reino de Dios a la tierra, la filosofía pues, entabló una carrera similar para hacer de este mundo una utopía y resultado derivativo de dicha cuestión es que el mundo perdió el rumbo del sentido y la ciencia solo ignoró todo ese fundamento idealista en el que estaba cayendo: alimentó a la filosofía de forma peligrosa y no fue hasta que explotaron las atómicas que se dieron cuenta que no iban a hacer de este mundo un lugar mejor: y la filosofía sigue sin perder ese impulso idealista que ganó la ciencia desde Bacon y afirmóse en la ilustración. Esto pues, no hizo sino impulsar a la filosofía desde siempre a querer responderlo todo para darle sentido a todas las cosas que la ciencia de su tiempo era incapaz de explicar, como tenía método libre en comparación con la otra pensaba que podía explicarlo todo y derivado de esa libertad tanto de operatividad como de método partía siempre de un intento de ordenamiento de toda la realidad en unos postulados nucleartes para partir con sus análisis a las explicaciones, una tendencia de cualquier hombre en cualquier tiempo es la de adscribirse a unos postulados simples iniciales que sirvan de base a toda su realidad y a toda la estabilidad de ella misma, esto no es exclusividad de la filosofía ya que cualquier hombre hace esta operación para poder darle sentido a su mundo, de lo contrario caería en una suerte de inestabilidad generalizada que le impediría el poder vivir ya que ese vivir deriva de una costumbre reforzada que anula la tendencial del hombre a suicidarse por las contingencias que impiden la operatividad de dichos estados; estos se pueden presentar en cualquier momento y lugar y el hombre solo no cede contra ellos en la medida en la que estos son paliados por las costumbres esas que les ponen freno e impulsan al organismo a querer seguir viviendo: vaya pues que el hombre vive por mera costumbre y no por una fuerza trascendental.
Siguiendo esto mismo la filosofía usa un método similar solo que elevado varias veces tanto en intensidad como en magnitud debido esto a que no se limita a un problema de estabilidad de vida pero a uno en el cual se le trata de dar forma a toda la realidad debido a los limitantes de conocimiento que la ciencia provee en el tiempo en el cual la persona está, este método filosófico surge cuando la ciencia de algún tiempo muéstrase incapaz de explicarle a esos pocos hombres las cosas de tal forma que esto le dé sentido a su mundo y a su vida: por lo que va y entra en una carrera para poder hacerse de un sentido con los limitados conocimientos que existen para conseguir dicha meta. Ahí está pues el nacimiento de toda ontología. La duda eterna producida por la ignorancia de la realidad causada por la falta de explicaciones dadas por la ciencia.
Al ser esta la operatividad compositiva de la filosofía, ella misma atravesaba terreno no explorado y por consecuencia sus fundamentos podían reducirse a ser una mera especulación parcialmente fundamentada de la realidad, en una manufacturación de una creencia impuesta a la realidad o en exageraciones de parámetros compositivos de un algo de la realidad: algunos ejemplos de esto podríamos localizarlos en el alma aristotélica como el primer ejemplo, la mente cognitivista como ejemplo de lo segundo y al economicismo de Giambattista Vico o de Marx como ejemplos de lo tercero. Ya que se basan en una especulación y requiere ella de un sentido que no puede encontrar su homólogo en la ciencia: la filosofía entonces manufactura una ontología para explicarlas cosas, siendo esta ontología como un sistema de pensamiento el cual estructura una concepción totalizante de elementos que componen a la realidad como un todo y desde la cual se la trata de adecuar a la realidad para explicarla, dicho de otra manera, la ontología es un mero sistema que trata de explicar toda la realidad partiendo desde unas asunciones de esa realidad (porque la ontología no investiga la realidad efectivamente existente pero los constructos que de ella se hace) desde la ciencia de su tiempo. Si bien tiene ciertas similitudes con la operatividad de la ciencia no podemos clamar que son la misma cosa derivado esto en que la ciencia no busca construir una ontología mientras que la filosofía parte de una, lo que busca la ciencia es explicar la realidad desde su estudio fundamental para encontrar leyes que le doten de sentido a los fenómenos observados, mientras la filosofía parte de unas asumidas leyes –y más que leyes, universales- con las cuales deriva todas sus explicaciones: esto lo encontramos en el sistema dualista de Platón, el mecanicismo cartesiano, las leyes históricas de Marx, o el sistema de poder de Foucault; búsquese cualesquiera filosofías y en todas ellas hayamos este principio operativo en el cual la asunción, y la prenoción son los motores de dichas filosofías y luego de asumir dichas prenociones se procede a las defensas de las ontologías que se alzan para poder sustentarlas.
Los métodos de la ciencia por un lado y de la filosofía por el otro no son inversos como podría parecer a simple vista: se puede decir que la operatividad de la filosofía adecúa la realidad a un sistema mientras que la ciencia hace la operación inversa, pero esto es falso, lo que hace la ciencia no es adecuar nada, lo que hace es un mero ejercicio de explicaciones derivada de la observación de una serie de fenómenos los cuales se manifiestan en la realidad existente; mientras que la filosofía observa la realidad, la haya incompleta y luego entonces se crea un sistema para posteriormente adecuar los fenómenos a ese sistema de pensamiento. La ciencia en cambio lo que hace es observar, contabilizar, estructurar y posteriormente explicar el fenómeno observado en busca luego de unas leyes relativas a dicho fenómeno las cuales le doten a este de una explicación (porque nada ocurre por mero “azar”) de los motivos de su causa, luego que dentro de un determinado sistema se alcanzan a observar, explicar y registrar muchos fenómenos: entonces se procede a la formulación de leyes las cuales patronizan el fenómeno en una serie de varias o de una constante la cual describa el proceso mediante el cual el fenómeno se manifiesta en la realidad existente; y esto del patronizado porque como las matemáticas son las constantes generales generatrices y ellas se mueven por patrones fijos: todo el resto del universo se configura en una serie de patrones los cuales obedecen y se manifiestan a lo largo de todos los sistemas compositivos de la realidad; por ello no sería un inverso sino que es directamente otra cosa.
Uno parte de observaciones aisladas para dar luz poco a poco a las constantes compositivas superiores de la naturaleza sin que busque por ello una máxima unificadora que resuma el todo, mientras la filosofía parte de un todo asumido desde el cual explica el resto de cosas: la perpetua guerra entre la inferencia y la deducción.
Así pues a todo este proceso de construcción que comete la filosofía lo podemos llamar adecuacionismo; este nombre debido a que al partir de un sistema asumido ella adecúa toda la realidad a dicho sistema: pero no se olvide nunca de que este proceso cuando era hecho en el pasado se hacía justamente debido a que como la ciencia no llegaba a dar explicaciones lo conformativas como para dar la talla: ahí la filosofía metía su operatividad. Piénsese en esto en como, por ejemplo, Kant trata de explicar en oposición a Hume la mente como una entidad preformada y estructuralizada con su sensibilidad, entendimiento y sus categorías; si bien podemos decir que entre ambos era Kant el que más sentido tenía siendo confirmado por Kantor y Skinner entre otros (con sus evidentes matices y sin la metafísica) en análisis de la conducta, y antes que ellos en biología por Wallace y Darwin. Kant solo hizo un sistema con lo que había disponible en ese tiempo para poder establecer explicaciones de algo que no se podía explicar con certeza debido a la miseria de ciencia de su tiempo; y en este ejemplo se observa el mismo proceso de adecuación de la realidad a una teoría, este adecuacionismo tiene inherentemente anclado en sí mismo la parte tética del título de esto ya que desde una teoría sustentada en los estudios y manipulaciones de la realidad -que el filósofo hace- es desde donde construye los elementos con los cuales genera la adecuación ya que no parte desde nunca ningún filósofo desde la nada: ellos parten desde sistemas estructurados de pensamiento desde los cuales derivan su ontología con la cual derivan el resto de sistemas compositivos de la realidad, contrario a los que algunos dicen que la filosofía puede ser estructurada o “espontánea”, no puede haber filosofía espontánea porque toda ella fúndase en las asunciones de algún sistema de pensamiento presente o pasado con el cual hace esa filosofía y el hecho de que algunos la hagan “mal” no quita el hecho de que si una persona dice que todo es una construcción social y no puede sustentar esa postura más allá de un mero “así dicen los libros” no quita el hecho de que esa declaración se fundamenta en un sociologismo y en un nominalismo: ambos sistemas de pensamientos bien estructurados, es imposible una filosofía espontánea. Derivado de esas asunciones y desde marcos generales con los cuales se crean generalizaciones se le puede atribuir esa misma parte tética al adecuacionismo ya que todo el marco del sistema es una teoría que se postula para explicarla realidad.
La parte praxial/operativa del adecuacionismo es algo más cercano a nuestros tiempos ya que en estos tiempos la filosofía ha tornádose en poco más que militancia idealista en la política, cuando en el pasado las partes téticas estaban al servicio de una estructuración de la realidad para explicarla realidad conforme esto con los intereses personales del filósofo en cuestión ( ya que ellos no pueden separarse de sí mismos estructuran sus ideas según unos intereses los cuales más que buscar la verdad buscan defender una idea según los intereses del pensador; piénsese pues en cómo Kant defendía la moral universal y la existencia de Dios contra el relativismo de Hume debido a la educación cristiana que había recibido: ahí hay unos intereses los cuales se buscan defender y por ser intereses no los hace necesariamente malos ya que todos se ponen a sí mismos primero antes que al resto y aún ese que se menta a sí mismo como altruista cae en esto mismo porque primero se pone a sí mismo desde esa postura con la cual busca primero cumplirla (es decir, primero él) y luego con ella ayudar al resto(es decir, luego ellos)), ahora ya no se limitan a sus intereses personales pero a sus intereses tanto como en sus aspectos personales como en un sentido sistemático: esto es que cuando en el pasado la filosofía obedecía solo a unos intereses personales esos intereses además han escalado al ámbito político (y esto dicho en la peor acepción posible de esa palabra) para no solo desenvolverse en las materias meramente teóricas, sino que ahora en las prácticas también. Y esto debido a cómo la ilustración puso todo, absolutamente todo cuanto podía ponerse en la mesa con su idea del progreso: este dogmatismo que traslada la escolástica y la convierte en escolástica política. Ya que literalmente se vendió hasta el mundo por esta idea ya que se le había imbuido toda una batería de metafísica barata y era así de evidente que era lo “máximo” que íbamos a ver para la especie “simplemente no podía fallar” (¿)y cómo fallar cuando las dadivosas luces del idealismo nos “iluminaron” a todos nosotros incultos ignorantes(?) quid por el cual la filosofía empezó su carrera de fundamentalización dogmática (porque lo de dogmática ya lo era) por todos los supuestos de la utopía que nos iba a traer la ilustración; este período no fue “solo” “otro más” en la historia del pensamiento, fue un directo antes y después de toda la especie: no de la historia del pensamiento, no de la historia de la filosofía, ni mucho menos de la historia de la ciencia, la ilustración fue un evento que cambió a toda la especie en una magnitud mucho mayor que el descubrimiento de América o la invención de la imprenta; todo fue cambiado y no para mejor (nótese que el hecho de que lo ponga como algo tan grande para toda la especie no implica que le tenga un aprecio o lo esté exagerando, creo que lo del aprecio es muy notable que no es conforme).
La ilustración asumió que a lo que nos llevaba era el destino de la especie y el objetivo final del hombre en su estadio evolutivo. Y creo yo que está de más decir que fracasaron estrepitosamente en ese objetivo de mandarnos a esa tierra prometida en la cual íbamos a vivir como en Los Elisios. En lo que de hecho tuvo éxito todo el proceso tras la ilustración fue en el de meter a la filosofía en el adecuacionismo tético-praxial; esto deriva justamente de todo el comportamiento de ese movimiento, ya que todo era hacia lo absoluto entonces ya no bastaba con meter a la realidad dentro de las explicaciones sino que ahora era menester introducir al hombre dentro de esa adecuación ya que todo el proceso de estructuración de esta se hacía desde una concepción asumida del hombre, que luego venía a reemplazar con la “verdadera” concepción del hombre nuevo y libre contrario al viejo y esclavo –toda una manipulación de la historia que luego el marxismo llevó al absurdo- todo esto influenciado por las delusiones de los intentos de “cientifización” de la sociología como una “no-filosofía”, sino como una “ciencia”. Algo risible en su expresión total ya que la sociología –salvo muy contadas partes de Durkheim, Tarde, Bernays y Simmel pueden ser consideradas como ciencia- que se ha tratado de hacer desde esos tiempos explica más la ideología del autor que lo que supuestamente trata de explicar, el primer tratado de sociología –La República, de Platón- tiene más de sociología como ciencia que la práctica totalidad de la sociología del siglo XX y XIX. Estas querellas por tratar de hacer algo más “ciencia” del conocimiento lo encontramos en la influencia de la física en el tiempo de Compte (no era coincidencia que la llamase física social para tratar de atribuirle unas cualidades más “de ciencia”, por risible que suene eso, no se puede olvidar que como mentólo Gasset en sus lecciones de filosofía dadas en ¿Qué es filosofía? La física influenció mucho a la filosofía ya que siguió aquella las acusaciones iniciadas por Bacon contra la filosofía inútil por la metodología enfocada a crear/”ganar” disputaciones y vencer a las diatribas del o delos otros, contrario a las ciencias de su tiempo que lo estaban cambiando todo: derivado de esto todo quería ser esa física que movía al universo.), misma influencia que la filosofía trató de adaptar a ella misma y derivado de esto se impuso que ya no bastaba con intentar adecuar toda la realidad a la filosofía, ahora había que integrar las partes internas de esta y como el hombre era el motor de la adecuación era solo cuestión de tiempo que a este y a la sociedad en la cual habitaba cayeran bajo el yugo idealista de la filosofía; el adecuacionismo tético-praxial explica el fenómeno derivado de la sociología y de la naturaleza de la filosofía dentro de un mismo sistema, básicamente es lo siguiente:
Podemos determinar el adecuacionismo tético-praxial como una extensión de la metodología de la filosofía que abarca ahora una asunción sobre el hombre, su naturaleza y su destino, se crea ya no una explicación en la cual meter a la realidad pero ahora una en la cual se mete al hombre de la misma forma en la cual se mete la realidad.
Un ejemplo claro de esto es el de la propia ilustración que asume como naturaleza del hombre el “ser libre” y que “ser libre” es su “destino”; o el caso del marxismo en el cual el “destino” del hombre es liberarse del capitalismo y retornar a esos páramos oasísticos del “comunismo primitivo”. Aunque si bien desde Platón al hombre tratóselo de describir (así sea tan mal como un bípedo sin plumas) esto se hacía desde un contexto metafísico-filosófico que buscaba definirlo y nada más: los de estos tiempos tienen el objetivo de adecuarlo a su utopía y entonces su definición cae en los ámbitos de la política y no en el de la metafísica o en el de la filosofía.
Si bien toda la piara que siguió a Kant fue la que inició esto y todo el clima de la ilustración estaba propicio para fundamentalizar a la filosofía en esta filosofía parasitaria no es hasta Marx y el fundamentalismo sociologista que él mismo y sus huestes manufacturan que esto salióse de control porque no suficiente con el destino de la realidad y del hombre ahora teníamos ante nosotros al destino de toda la especie, con sus supuestas leyes históricas de la perpetua progresión hacia el comunismo y el destino final de la especie en él (claro que no faltarán los adeptos a querer venirme a acusar de estar cometiendo un “reduccionismo” del marxismo, lo cual no me sorprende porque cuando se está uno inmerso bajo el condicionamiento pensamental de una religión cualquier disentimiento es considerado como una herejía).
Así pues habiendo establecido todo esto podemos retomar lo mentado al comienzo y es que es justo esta des-esencialización del sistema del arte lo que el marxismo en conjunción con el liberalismo mediante el adeciacionismo tético-praxial derivado del núcleo ontológico de ambas: por parte del liberalismo tenemos que ya que la libertad es (¡)así de mucho muy importante(!) para todos nosotros entonces cualquier deontología (de hecho: literalmente todo) debe de ser suprimida y debe de tener dentro de sí misma una supeditación o ya pues, un imperativo categórico el cual todo esté estructurado en nombre de la libertad, por lo que cualquier forma artística cuya sustentación implique alguna de ella como podría ser el realismo que “””limitaría””” la “muy” “””importante””” libertad del pintor este no puede sino abandonar el pintar eso y además no podemos olvidar que ya que somos los “evidentemente” superiores ilustrados no podemos remitirnos a una teología so pena de sacrilegio a nuestra teología de la libertad (como la que desarrollaron en el culto al ser supremo y la razón); y no podemos olvidar que como la economía y el comercio es la literal cosa más absoluta e importante del hombre: hasta que no hagamos de todo un comercio y eliminemos toda barrera que nos impida hacer de todo un comercio, lo cual incluye entre otras cosas: la religión, la moral trascendental, lo sagrado, la metafísica, lo ulterior, Dios. &c. Así pues en nombre del oro y de la libertad los liberalistas comenzaron a moler todos los cimientos de occidente y el sistema del arte era, como dicen sus huestes “otro negocio más”, por lo que como no era ni libre ni “muy moderno” se procedió a demolerlo lo que dio paso a estéticas liberalistas como el impresionismo y a su progresiva mediocrización tanto apariencial como estética.
En el caso del marxismo ya que el arte realista y el sistema del arte en general era “así-de-mucho-burgués” y todo lo que el capitalismo producía (y no olvidemos que toda la producción dentro del sistema del arte siempre la hacía el poder de su tiempo, sea este la iglesia, la aristocracia/nobleza, o la realeza) también porque era mucho muy explotador y mucho muy malvado teniendo una uni-direccional estructura de poder en la cual si no había explotación entonces todo el sistema se venía abajo y ya que el capitalismo tenía un monopolio del gusto ya que toda la conducta humana estaba determinada por el sistema social era menester obliterar todo cuanto pudiera hacer referencias a el capital y dentro de eso estaba la “estética burguesa” (es decir cualquier estética no-marxista) que tomando lo que comenzó el liberalismo entonces procedió a minar aún más un sistema ya de por sí minado por el liberalismo, llevando esto tan lejos como se pudiera hasta el punto de hacer una estética que directamente no referenciase absolutamente nada, llegando a la pérdida absoluta de esencia que fue lo que nos trajo las vanguardias marxistas-liberalistas, (si usted quejaráse de la supuesta “ridiculización” y simplificación que hice del marxismo: eso poco me interesa, filosofías que son poco más que memes deben de ser tratadas como tales, “lo dices porque no entiendes el marxismo” respuesta esperada de un sectario religioso. Reduccionismos sociologistas me los encuentro hasta en las papas fritas y no les voy a estar aplaudiendo por seguirle el juego de negar la realidad con cada vez más ahínco que Kant empezó para estos tiempos).
1.2
Entonces habiendo explicado esto podemos proseguir; ya que las filosofías imperantes se configuraron en torno al ideal de “Eritis sicut dii” siguiendo lo mentado del adecuacionismo tético-praxial las definiciones del arte no iban a quedar lejos de eso: el liberalismo empezó lo que el marxismo desarrolló luego, en este aspecto como todo en el universo tenía que quedar relegado a su ideología entonces el sistema del arte debía por fuerza caer bajo el yugo de su libertad y se empezó a abandonar las definiciones idealistas-metafísicas del arte por unas idealistas-político-ideológicas del arte, ya el arte no podía tratar sobre “la belleza” o sobre “lo bueno” ahora el arte debía de tratar sobre “la libertad” y evidentemente no podía estar ni cerca de remitir a Dios o algo cercano a eso lo que progresivamente nos llevó al espectáculo de estupideces indefinitorias sobre el arte y a reduccionismos que eran básicamente “todo es arte” como ese que versa que arte es lo que sea que esté en un lienzo. Estas “definiciones” de “””arte””” son consecuencia derivada del encumbramiento de ideologías en las cuales nada podía estar fuera de ellas, así como cualquier cosa es arte se empezó a mediocrizar la técnica/apariencia primero y la estética después todo esto con el fin de iniciar el comercio con el arte, ya que ahora no es algo sagrado: como antes era hasta el punto de considerarse como objeto de culto y devoción. Entonces ya no hay ningún problema para poder iniciar la comercialización en masa de obras ya que de esa forma Dios no nos meterá al infierno por profanar las imágenes que venían de las pocas manos elegidas por él para representar el reino de los cielos, como ahora lo que importaba era la libertad y no lo trascendental entonces conforme fueron los artistas a lamerle las botas al poder en su muy suntuosa actitud rebelde y subversiva contra todos los tiempos.
Si bien el liberalismo inició el proceso de capitalización del arte no podemos negar que como todo buen negocio: no le puedes vender mierda a las personas esperando a que te la paguen a precio de oro. La mediocrización se mantuvo hasta cierto estándar para que así el vulgo tanto entendiera lo pintado, tuviera cierta implicación con lo pintado y al mismo tiempo disfrutase lo pintado, ya que si bien el impresionismo es una derivativa de dicho estado epistémico, no se puede obviar que no era tan ideologizado como de hecho lo fueron las vanguardias marxistas; ¡hay que vender gente! Con Dios en medio no se puede y mucho menos con la metafísica de por medio, pero claro, como toda hamburguesa: es necesario que tenga rapidez en producción (no olvidar la enorme diferencia de tiempo que supuso la producción de obras impresionistas con las realistas, un cuadro de Repin con 11 años en un estilo foto-reprecentacionista no se compara en nada a los viles meses de cualquier obra de van Gogh, no por nada se pasaron de pintar unas pocas 20-50 obras a producir literalmente cientos o hasta miles de pinturas), cierto atractivo (si bien es evidente que la estética impresionista es una mediocrización desde cualquier punto de vista que se vea en comparación con el reprecentacionismo, desde la composición hasta la estética, de igual forma sigue presentando cierto atractivo para que la piara pueda observarlo y al mismo tiempo sigue teniendo remisión a la realidad existente solo que con cada vez mayores implicaciones de la realidad real en los cuadros pintados por el alejamiento que implica separarse de lo existente por la imposición discursiva de la libertad impuesta por la ilustración) y sobre todo tiene que darle algo a la persona que lo consume (en este caso sería la separación y la permisividad discursiva implicada en las obras creadas ya que como no era una “calca” de la realidad como lo era el reprecentacionismo entonces la posibilidad interpretativa incrementaba con muchos creces lo que le agradaba a un organismo progresivamente más narcisista, ególatra, egoísta y sobre todo ello: simple.). Esto lo entendió bien ese movimiento que encarnó casi a la perfección el espíritu liberalista -y dicho esto con las peores connotaciones posibles-, (si bien lo encarnó bien quién lo perfeccionó hasta donde se pudo y lo llevó hasta lo que implicó el liberalismo: hacer del arte un negocio, no fue sino hasta si mezcla completa con la estética marxista en el superflat (malamente llamado “estilo ánime”) que se consagró como el negocio completamente por parte del liberalismo y la subversión/propaganda por parte del marxismo, todo en una misma imagen.).
Habiendo pasado un poco de tiempo posteriormente al impresionismo y la ideología liberalista no haber llevado a la magna utopía del comercio que pregonaban cual de si el paraíso se tratase, vinieron pues una serie de autores que no estaban muy felices con el liberalismo y buscaban entonces crear su propia utopía aún más paradisiaca y aún más utopía, por lo que llegaron Marx y compañía a establecer que el sistema liberalista era inherentemente explotador y que le robaba la riqueza a los empleados de las fábricas, entre esas añagazas y otras mentiras de corte religioso más como la lucha de clases, el comunismo primitivo o el final de la historia Marx consagró de una forma más agresiva el adecuacionismo tético-praxial que luego se derivaría al sistema del arte; configuró toda la realidad en una disputación por la libertad de una forma aún más avezada que el liberalismo ya que el liberalismo te admite la libertad y ciertas formas de libertad con independencia del tiempo o gobierno, el marxismo directamente dice que solo habrá libertad cuando ellos lleguen al poder y “dispersen” al liberalismo desde su evidente humanismo siempre compasivo por los (¡)muy pobrecitos(!) Proletarios; ya que la realidad fue dispuesta de tal forma que todo lo que proveniese de los burgueses/capitalistas era un mecanismo para oprimir al pueblo, o para idealizarlos, la idea estaba servida: destruirlo todo cuanto esto implicase un apoyo a dicho sistema social (y en letras pequeñas a todos cuanto hicieran lo mismo también), y en este caso tanto el estilo representacionista como la estética/estilo impresionista debían de perecer bajo el buen yugo del marxismo al estar una en conjunción con la idealización de/l la burguesía/capitalista y la otra directamente convirtiendo el arte en un negocio junto con sus definiciones que servían enteramente a ese propósito; así pues los marxistas impusieron posteriormente que el arte no era cualquier cosa como dijeron los liberalistas, sino que el arte –al igual que la ciencia y la filosofía- debían de estar absolutamente alineadas con el marxismo o no eran arte, no por nada los exponentes actuales de esta filosofía actúan con tamaña hipocresía al respecto de sus definiciones: una obra de un idiota orinando sobre la biblia es arte, una obra de lo mismo con el corán o peor aún (digo peor aún porque los patrocinadores del marxismo se encontrarían especialmente ofendidos) con el talmud: una cosa es arte y la otra discurso de odio. No es sorpresa esto porque como pasa con la “ciencia burguesa y la ciencia proletaria” es decir la “””verdadera””” ciencia y la falsa ciencia, hay también un “””verdadero arte””” (es decir, el que hacemos nosotros) y el falso, fascista, retrógrado falso arte burgués. En esto el marxismo solo hereda el discurso infantilista (más visto en política) trasladado a su medio del noúmeno/fenómeno en el cual el noúmeno es lo “verdadero” y el fenómeno lo “falso”. Así pues como nunca ocurre el marxismo noumenical entonces no es verdadero marxismo, pasa lo mismo con prácticamente todo desde esta dialéctica en la cual la ilustración nos metió (y sobre todo Kant): no siendo esto sino un discurso infantil y muy estúpido en el cual la filosofía no para de revolcarse cual cerdos en lodo desde ese período histórico.
esto no tiene nada que ver con el tema que se está tratando aquí, pero no sé en dónde más poner este comentario en CC no se me permite enviar links y en Youtube el algoritmo me borra el comentario solo unos segundos después de haberlo publicado, así que espero entiendas y no te molestes por el hecho de compartir material en un lugar desacertado. el comentario en cuestión es el siguiente
" en tu último directo en el minuto 1:55:10 hablaste del libro de Rallo, pues bien yo ya tengo en PDF el libro completo de Rallo titulado "Anti Marx" así que te dejo el link de descarga por si te interesa leerlo.
https://drive.google.com/file/d/1ZylpcP1Y-O4nk-tbYbJEIxgC_AryUrMF/view?fbclid=PAAaZce-OYhZryjKcqiL_T-4V46936nk1DZX6JHTr4D_WjnWY3j5awkAaLsrw
Bien dicho papu